sábado de la I Semana de Adviento B
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Sábado de la I Semana del Salterio
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con
la siguiente antífona:
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA
ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole
gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la
tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus
manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en
Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a
prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto
mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Si antes se ha rezado ya alguna otra
Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DE LUZ NUEVA SE VISTE
LA TIERRA
De luz nueva se viste la tierra,
porque el Sol que del cielo ha venido,
en la entraña feliz de la Virgen,
de su carne se ha revestido.
El amor hizo nuevas las cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que todo puede
en la Virgen su luz ha encendido.
Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría;
el Señor que en los cielos habita
se hizo carne en la Virgen María.
Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que amoroso nos ha bendecido
y a su reino nos ha destinado. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Cantad al Señor y meditad sus maravillas.
Salmo 104 I - LA HISTORIA DE
LA SALVACIÓN REALIZA LAS PROMESAS HECHAS POR DIOS A ABRAHAM
Dad gracias al Señor, invocad su
nombre,
dad a conocer sus hazañas a los
pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad contínuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su
boca.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.
Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil
generaciones;
de la alianza sellada con Abrahám,
del juramento hecho a Isaac,
confirmado como ley para Jacob,
como alianza eterna para Israel:
«A ti te daré el país cananeo,
como lote de vuestra heredad.»
Cuando eran unos pocos mortales,
contados, y forasteros en el país,
cuando erraban de pueblo en pueblo,
de un reino a otra nación,
a nadie permitió que los molestase,
y por ellos castigó a reyes:
«No toquéis a mis ungidos,
no hagáis mal a mis profetas.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1.
Cantad al Señor y meditad sus maravillas.
Ant. 2.
No abandonó al justo vendido, sino que lo libró de sus calumniadores.
Salmo 104 II
Llamó al hambre sobre aquella tierra:
cortando el sustento de pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo;
le trabaron los pies con grillos,
le metieron el cuello en la argolla,
hasta que se cumplió su predicción,
y la palabra del Señor lo acreditó.
El rey lo mandó desatar,
el Señor de pueblos le abrió la
prisión,
lo nombró administrador de su casa,
señor de todas sus posesiones,
para que a su gusto instruyera a los
príncipes
y enseñase sabiduría a los ancianos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2.
No abandonó al justo vendido, sino que lo libró de sus calumniadores.
Ant. 3.
Se acordó el Señor de su palabra y sacó a su pueblo con alegría.
Salmo 104 III
Entonces Israel entró en Egipto,
Jacob se hospedó en la tierra de Cam.
Dios hizo a su pueblo muy fecundo,
más poderoso que sus enemigos.
A éstos les cambió el corazón
para que odiasen a su pueblo,
y usaran malas artes con sus siervos.
Pero envió a Moisés, su siervo,
y a Aarón, su escogido,
que hicieron contra ellos sus signos,
prodigios en la tierra de Cam.
Envió la oscuridad, y oscureció,
pero ellos resistieron a sus palabras;
convirtió sus aguas en sangre,
y dió muerte a sus peces;
su tierra pululaba de ranas,
hasta en la alcoba del rey.
Ordenó que vinieran tábanos
y mosquitos por todo el territorio;
les dió en vez de lluvia granizo,
llamas de fuego por su tierra;
e hirió higueras y viñas,
tronchó los árboles del país.
Ordenó que viniera la langosta,
saltamontes innumerables,
que roían la hierba de su tierra,
y devoraron los frutos de sus campos.
Hirió de muerte a los primogénitos del
país,
primicias de su virilidad.
Sacó a su pueblo cargado de oro y
plata,
y entre sus tribus nadie se enfermó;
los Egipcios se alegraban de su marcha,
porque los había sobrecogido el terror.
Tendió una nube que los cubriese,
y un fuego que los alumbrase de noche.
Lo pidieron, y envió codornices,
los sació con pan del cielo;
hendió la peña, y brotaron las aguas,
que corrieron en ríos por el desierto.
Porque se acordaba de la palabra
sagrada
que había dado a su siervo Abrahám,
sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo.
Les asignó las tierras de los gentiles,
y poseyeron las haciendas de las
naciones:
para que guarden sus decretos,
y cumplan su ley.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3.
Se acordó el Señor de su palabra y sacó a su pueblo con alegría.
V.
El Señor anuncia su palabra a Jacob.
R.
Sus decretos y mandatos a Israel.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías
21, 6-12
EL VIGÍA ANUNCIA LA RUINA DE
BABILONIA
Así me ha dicho el Señor:
«Ve y coloca un vigía; lo que vea que
lo anuncie. Si ve gente montada, un par de jinetes, montados en jumentos o
montados en camellos, que preste atención, mucha atención y que grite: "Lo
veo"».
Como vigía, Señor, yo mismo estoy de
pie toda la jornada, y en mi atalaya yo sigo erguido toda la noche. Mirad:
llega gente montada, un par de jinetes, y anuncian:
«Ha caído, ha caído Babilonia; las
estatuas de sus dioses yacen destrozadas por tierra.»
Pueblo mío, trillado en la era, lo que
he escuchado del Señor de los ejércitos, Dios de Israel, yo te lo anuncio.
Oráculo contra Edom. Alguien me grita desde Seir:
«Centinela, ¿qué hay de la noche?;
centinela, ¿qué hay de la noche?»
Responde el centinela:
«Viene la mañana, viene también la
noche. Si queréis preguntar, preguntad. Convertíos, retornad.»
RESPONSORIO Ap 18, 2. 4. 5
R.
Gritó el ángel con voz potente: «¡Cayó Babilonia la grande!» Y oí luego otra
voz que decía desde el cielo: * «Salid de ella, pueblo mío, para que no os
hagáis cómplices de sus pecados.»
V.
Sus delitos se han amontonado hasta llegar al cielo y Dios se ha acordado de
sus iniquidades.
R.
Salid de ella, pueblo mío, para que no os hagáis cómplices de sus pecados.
SEGUNDA LECTURA
Del tratado de san Cipriano,
obispo y mártir, Sobre el bien de la paciencia.
(núms. 13 y 15: CSEL 3,
406-408)
ESPERAMOS LO QUE NO VEMOS
Éste es el precepto de nuestro Señor y
Maestro: El que persevere hasta el fin se salvará. Y también: Si permanecéis en
mi palabra, seréis en verdad discípulos míos, llegaréis al conocimiento de la
verdad y la verdad os librará de la esclavitud.
Es necesario, hermanos muy queridos,
tener paciencia y perseverar, para que, después de haber sido admitidos a la
esperanza de la verdad y de la libertad, podamos alcanzar esa misma verdad y
libertad; porque el hecho de ser cristianos nos exige la fe y la esperanza;
pero, para que esta fe y esta esperanza puedan obtener su fruto, nos es
necesaria la paciencia.
Pues nosotros no buscamos la gloria
presente, sino la futura, conforme a lo que el apóstol san Pablo nos enseña,
diciendo: Sólo en esperanza poseemos nuestra salvación; porque la esperanza que
ve a su alcance el objeto no es esperanza. ¿Cómo puede alguien esperar lo que
tiene ya a su alcance? Pero si esperamos lo que no vemos, lo aguardamos con
anhelo y constancia. La esperanza y la paciencia son necesarias para llevar a
buen término lo que hemos empezado, y para alcanzar lo que esperamos y creemos
apoyados en la promesa divina.
Finalmente, en otro lugar el mismo
Apóstol exhorta a los justos, a los que obran el bien y acumulan tesoros en el
cielo que les producirán intereses en bienes divinos, a que sean perseverantes,
diciendo: Así que, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero
especialmente a los miembros de la Iglesia. No nos cansemos de practicar el
bien; que a su tiempo cosecharemos.
Recomienda aquí que nadie, por
impaciencia, deje de obrar el bien, que nadie, vencido o desanimado por las
tentaciones y las dificultades, se detenga en la mitad del camino de la
justificación y de la gloria, para que no pierda el mérito de las buenas
acciones por no haber llevado a su fin la obra comenzada.
En otro lugar el Apóstol, al hablar de
la caridad, une inseparablemente con ella la constancia y la paciencia: La
caridad es comprensiva, la caridad es servicial y no tiene envidia; la caridad
no presume ni se engríe; no es mal educada ni egoísta; no se irrita, no lleva
cuentas del mal; disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites,
aguanta sin límites. Muestra así que la caridad sólo puede subsistir si sabe
soportar todas las cosas.
Y en otro lugar dice: Sobrellevaos
mutuamente con amor; esforzaos por mantener la unidad del Espíritu, con el
vínculo de la paz. De esta manera demuestra que es imposible mantener la unión
y la paz si los hermanos no se toleran mutuamente y si no conservan el vínculo
de la unión fraterna mediante la virtud de la paciencia.
RESPONSORIO Ha 2, 3; Hb 10, 37
R.
Se acerca su término y no fallará; * si tarda, espéralo, porque ha de llegar
sin falta.
V.
Todavía un poco de tiempo, un poco nada más: y el que ha de venir vendrá.
R.
Si tarda, espéralo, porque ha de llegar sin falta.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, que para librar al hombre
de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los
que esperamos con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de
la verdadera libertad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del
día
se sigue el esquema del Invitatorio
explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA
ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole
gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la
tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus
manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en
Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a
prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto
mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se
acerca, venid, adorémosle.
Himno: VEN, SEÑOR, NO TARDES
Ven, Señor, no tardes,
Ven, que te esperamos;
Ven, Señor, no tardes,
ven pronto, Señor.
El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos
porque han matado al Amor.
Envuelto en noche sombría,
gime el mundo de pavor;
va en busca de una esperanza,
buscando tu fe, Señor.
Al mundo le falta vida
y le falta corazón;
le falta cielo en la tierra,
si no lo riega tu amor.
Rompa el cielo su silencio,
baje el rocío a la flor,
ven, Señor, no tardes tanto,
ven, Señor. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO
DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus
leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo
auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de
la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos
perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1.
Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant. 2.
Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico: HIMNO A DIOS,
DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré al Señor, sublime es su
victoria,
caballos y carros ha arrojado en el
mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores
capitanes.
Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un
dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y
alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi
codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi
mano.»
Pero sopló tu aliento y los cubrió el
mar,
se hundieron como plomo en las aguas
formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los
dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los
santos,
temibles por tus proezas, autor de
maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la
tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo
rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu
santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte
de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus
manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2.
Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant. 3.
Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo 116 - INVITACIÓN
UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3.
Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA BREVE Is 11, 1-3a
Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y
de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza,
espíritu de ciencia y de temor del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V.
Su gloria aparecerá sobre ti.
R.
Amanecerá el Señor.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
No temas, Sión; mira que tu Señor vendrá. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL
MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su
pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos
odian;
ha realizado así la misericordia que
tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre
Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del
Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo
alto,
para iluminar a los que viven en
tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
No temas, Sión; mira que tu Señor vendrá. Aleluya.
PRECES
Oremos a Dios Padre, que trazó desde
antiguo un plan de salvación para su pueblo, y digámosle:
Guarda a tu pueblo, Señor.
Oh Dios, que prometiste a tu pueblo un
vástago que haría justicia,
-
vela por la santidad de tu Iglesia.
Inclina, oh Dios, el corazón de los
hombres a tu palabra
-
y afianza la santidad de tus fieles.
Por tu Espíritu consérvanos en el amor,
-
para que podamos recibir la misericordia de tu Hijo que se acerca.
Haz que nos mantengamos firmes, Dios de
clemencia,
-
hasta el día de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Pidamos ahora con grande confianza la
venida del reino de Dios, con las palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que para librar al hombre
de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los
que esperamos con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de
la verdadera libertad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE
CADA DÍA
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede.
Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
Salmo 118, 33-40
Muéstrame, Señor, el camino de tus
leyes,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón;
guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo.
Inclina mi corazón a tus preceptos,
y no al interés;
aparta mis ojos de las vanidades,
dame vida con tu palabra;
cumple a tu siervo la promesa
que hiciste a tus fieles.
Aparta de mí la afrenta que temo,
porque tus mandamientos son amables;
mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 33 I - EL SEÑOR,
SALVACIÓN DE LOS JUSTOS
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se
alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del
Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo
escucha
y lo salva de sus angustias.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo
temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de
nada.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 33 II
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?
Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los
malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará.
La maldad da muerte al malvado,
y los que odian al justo serán
castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
LECTURA BREVE Is 4, 2
Aquel día, el vástago del Señor será
joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento para los supervivientes de
Israel.
V.
Los gentiles temerán tu nombre, Señor.
R.
Los reyes del mundo tu gloria.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que para librar al hombre
de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los
que esperamos con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de
la verdadera libertad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE
EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del hombre, en que él se
afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
Salmo 122 - EL SEÑOR,
ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO
ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de
nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de
nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el
cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR
SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el
monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas
tortuosas,
que los rechace el Señor con los
malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
LECTURA BREVE Is 4, 3
A los que queden en Sión, a los
restantes en Jerusalén, los llamarán santos: serán inscritos para vivir en
Jerusalén.
V.
Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.
R.
Visítanos con tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que para librar al hombre
de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los
que esperamos con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de
la verdadera libertad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO
QUE EXISTE
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te
olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras
de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y
ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de
Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO
HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros
sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras
duermen!
La herencia que da el Señor son los
hijos;
una recompensa es el fruto de las
entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN
EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María dijo: «¿Qué significa este
saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin
perder mi virginidad.»
LECTURA BREVE Is 61, 11
Como el suelo hecha sus brotes, como un
jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los
himnos, ante todos los pueblos.
V.
Ven, Señor, y no tardes.
R.
Perdona los pecados de tu pueblo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que para librar al hombre
de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los
que esperamos con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de
la verdadera libertad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ÉSTE ES EL TIEMPO EN
QUE LLEGAS
Éste es el tiempo en que llegas,
Esposo, tan de repente,
que invitas a los que velan
y olvidas a los que duermen.
Salen cantando a tu encuentro
doncellas con ramos verdes
y lámparas que guardaron
copioso y claro el aceite.
¡Cómo golpean las necias
las puertas de tu banquete!
¡Y cómo lloran a oscuras
los ojos que no han de verte!
Mira que estamos alerta,
Esposo, por si vinieres,
y está el corazón velando
mientras los ojos se duermen.
Danos un puesto a tu mesa,
Amor que a la noche vienes,
antes que la noche acabe
y que la puerta se cierre. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar
nuestras almas.
Salmo 118, 105-112 - HIMNO A
LA LEY DIVINA
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.
Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1.
Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar
nuestras almas.
Ant. 2.
Fortaleced las manos débiles; sed fuertes y decid: «Mirad a nuestro Dios que
viene y nos salvará.» Aleluya.
Salmo 15 - CRISTO Y SUS
MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en
ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis
manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye
internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la
corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2.
Fortaleced las manos débiles; sed fuertes y decid: «Mirad a nuestro Dios que
viene y nos salvará.» Aleluya.
Ant. 3.
La ley se nos dio por mediación de Moisés; pero la gracia y la verdad nos han
venido por Jesucristo.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE
DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre
cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la
muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de
Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3.
La ley se nos dio por mediación de Moisés; pero la gracia y la verdad nos han
venido por Jesucristo.
LECTURA BREVE 1Ts 5, 23-24
Que el mismo Dios de la paz os consagre
totalmente y que todo vuestro ser -espíritu, alma y cuerpo- sea custodiado sin
reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es a sus promesas
el que os ha convocado; y él las cumplirá.
RESPONSORIO BREVE
V.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V.
Y danos tu salvación.
R.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Ven, Señor, y danos tu paz; tu visita nos retornará a la rectitud y podremos
alegrarnos en tu presencia.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL
ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros
padres-
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ven, Señor, y danos tu paz; tu visita nos retornará a la rectitud y podremos
alegrarnos en tu presencia.
PRECES
Oremos, hermanos, a Cristo, el Señor,
que nació de la Virgen María, y digámosle:
Ven, Señor Jesús.
Hijo unigénito de Dios, que has de
venir al mundo como mensajero de la alianza,
-
haz que el mundo te reciba y te reconozca.
Tú que, engendrado en el seno del
Padre, quisiste hacerte hombre en el seno de María,
-
líbranos de la corrupción de la carne.
Tú que, siendo la vida, quisiste
experimentar la muerte,
-
concédenos superar la sentencia de la muerte.
Tú que, al venir al juicio, traerás
contigo la recompensa,
-
haz que tu amor sea entonces nuestro premio.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Señor Jesucristo, tú que por tu muerte
socorriste a los muertos,
-
escucha las súplicas que te dirigimos por nuestros difuntos.
Pidamos ahora a nuestro Padre que sea
la ayuda de nuestra debilidad:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Dios misericordioso, que en
nuestra alegre marcha hacia el encuentro de tu Hijo no tropecemos en
impedimentos terrenos, sino que, guiados por la sabiduría celestial, merezcamos
participar de la gloria de aquel que vive y reina contigo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de
esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros
pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y
omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre
Virgen,
a los ángeles, a los santos y a
vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios,
nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL
ES YA PONIENTE
Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un
sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día.
Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios,
defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis
mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el
engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi
favor,
y el Señor me escuchará cuando lo
invoque.
Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará
ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de
nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi
corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me
duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir
tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant. 2.
Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 - ORACIÓN
VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2.
Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE Dt 6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro
Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda
el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu
memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y
yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu
Salvador,
a quien has presentado ante todos los
pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y
haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos
llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los
siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA
SANTISIMA VIRGEN
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.