23 de octubre de la XXIX Semana del Salterio
Lunes de la I Semana del Salterio
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera
oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del
Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Entremos a la
presencia del Señor dándole gracias.
Salmo 94 INVITACIÓN A
LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al
Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es un
Dios grande,
soberano de todos los
dioses:
tiene en su mano las
simas de la tierra,
son suyas las cumbres
de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme que
modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al Señor,
creador nuestro.
Porque él es nuestro
Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis hoy
su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de Masá
en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me
repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado en
mi cólera
que no entrarán en mi
descanso»
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entremos a la presencia
del Señor dándole gracias.
Si antes se ha rezado
ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en
mi auxilio
R. Señor, date prisa
en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DIOS DE LA
TIERRA Y DEL CIELO
Dios de la tierra y
del cielo,
que, por dejarlas más
claras,
las grandes aguas
separas,
pones un límite al
cielo.
Tú que das cauce al
riachuelo
y alzas la nube a la
altura,
tú que, en cristal de
frescura,
sueltas las aguas del
río
sobre las tierras de
estío,
sanando su quemadura,
danos tu gracia,
piadoso,
para que el viejo
pecado
no lleve al hombre
engañado
a sucumbir a su
acoso.
Hazlo en la fe
luminoso,
alegre en la
austeridad,
y hágalo tu claridad
salir de sus
vanidades;
dale, Verdad de
verdades,
el amor a tu verdad.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sálvame,
Señor, por tu misericordia.
Salmo 6 - ORACIÓN DEL
AFLIGIDO QUE ACUDE A DIOS
Señor, no me corrijas
con ira,
no me castigues con
cólera.
Misericordia, Señor,
que desfallezco;
cura, Señor, mis
huesos dislocados.
Tengo el alma en
delirio,
y tú, Señor, ¿hasta
cuándo?
Vuélvete, Señor,
liberta mi alma,
sálvame por tu
misericordia.
Porque en el reino de
la muerte nadie te invoca,
y en el abismo,
¿quién te alabará?
Estoy agotado de
gemir:
de noche lloro sobre
el lecho,
riego mi cama con
lágrimas.
Mis ojos se consumen
irritados,
envejecen por tantas
contradicciones.
Apartaos de mí los
malvados,
porque el Señor ha
escuchado mis sollozos;
el Señor ha escuchado
mi súplica,
el Señor ha aceptado
mi oración.
Que la vergüenza
abrume a mis enemigos,
que avergonzados
huyan al momento.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvame, Señor,
por tu misericordia.
Ant 2. El Señor es el
refugio del oprimido en los momentos de peligro.
Salmo 9 A I - ACCIÓN
DE GRACIAS POR LA VICTORIA
Te doy gracias,
Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus
maravillas;
me alegro y exulto
contigo
y toco en honor de tu
nombre, ¡oh Altísimo!
Porque mis enemigos
retrocedieron,
cayeron y perecieron
ante tu rostro.
Defendiste mi causa y
mi derecho
sentado en tu trono
como juez justo.
Reprendiste a los
pueblos, destruiste al impío
y borraste para
siempre su apellido.
El enemigo acabó en
ruina perpetua,
arrasaste sus
ciudades y se perdió su nombre.
Dios está sentado por
siempre
en el trono que ha
colocado para juzgar.
Él juzgará el orbe
con justicia
y regirá las naciones
con rectitud.
El será refugio del
oprimido,
su refugio en los
momentos de peligro.
Confiarán en ti los
que conocen tu nombre,
porque no abandonas a
los que te buscan.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es el
refugio del oprimido en los momentos de peligro.
Ant 3. Narraré tus
hazañas en las puertas de Sión.
Salmo 9 A II
Tañed en honor del
Señor, que reside en Sión;
narrad sus hazañas a
los pueblos;
él venga la sangre,
él recuerda,
y no olvida los
gritos de los humildes.
Piedad, Señor; mira
como me afligen mis enemigos;
levántame del umbral
de la muerte,
para que pueda
proclamar tus alabanzas
y gozar de tu
salvación en las puertas de Sión.
Los pueblos se han
hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido
en la red que escondieron.
El Señor apareció
para hacer justicia,
y se enredó el
malvado en sus propias acciones.
Vuelvan al abismo los
malvados,
los pueblos que
olvidan a Dios.
El no olvida jamás al
pobre,
ni la esperanza del
humilde perecerá.
Levántate, Señor, que
el hombre no triunfe:
sean juzgados los gentiles
en tu presencia.
Señor, infúndeles
terror,
y aprendan los
pueblos que no son más que hombres.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Narraré tus
hazañas en las puertas de Sión.
V. Enséñame a cumplir
tu voluntad.
R. Y a guardarla de
todo corazón.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta
Nahúm 1, 1-8; 3, 1-7. 12-15a
JUICIO DE DIOS CONTRA
NÍNIVE
Oráculo contra
Nínive: texto de la visión de Nahúm, el elcasita.
El Señor es un Dios
celoso y vengador, el Señor se venga con cólera, se venga el Señor de sus
enemigos, se irrita contra sus contrarios. El Señor es lento a la ira,
poderoso, pero no deja impune; el Señor camina en la tormenta y tempestad, las
nubes son el polvo de sus pasos. Ruge sobre el mar, y lo seca, evapora todos
los ríos; aridecen Basán y Carmelo, se marchita la flor del Líbano. Los montes
tiemblan ante él, los collados se derriten; la tierra se hunde en su presencia,
el orbe y sus habitantes. ¿Quién resistirá su cólera, quién se mantendrá en pie
ante el incendio de su ira? Su furor se derrama como fuego, y las rocas se
rompen ante él.
El Señor es bueno:
refugio en el día de la angustia, acoge a los que se refugian en él, en medio
del torrente desbordado. Extermina a sus contrarios y persigue en las tinieblas
a sus enemigos. ¡Ay de la ciudad sanguinaria y traidora, llena de crueldades,
insaciable de despojos! Escuchad: látigos, estrépito de ruedas, caballos al
galope, carros rebotando, jinetes al asalto, llamear de espadas, relampagueo de
lanzas, muchos heridos, masas de cadáveres, cadáveres sin fin, se tropieza en
cadáveres.
Por las muchas
fornicaciones de la prostituta, tan hermosa y seductora, que compraba pueblos
con sus seducciones y tribus con sus hechicerías, ¡aquí estoy yo contra ti!
-oráculo del Señor de los ejércitos-. Te levantaré hasta la cara las faldas,
enseñaré tu desnudez a los pueblos, tu afrenta a los reyes. Arrojaré basura
sobre ti, haré de ti un espectáculo vergonzoso. Quien te vea, se apartará de ti
diciendo: «Desolada está Nínive, ¿quién lo sentirá?, ¿dónde encontrar quien la
consuele?»
Tus plazas fuertes
son higueras cargadas de higos, al sacudirlas, caen y se los comen. Mira: tus
soldados se han vuelto mujeres ante el enemigo; se abrirán las puertas de tu
tierra, el fuego consumirá tus cerrojos. Haz acopio de agua para el asedio,
fortifica las defensas, pisa el lodo, aplasta la arcilla, métela en el molde.
El fuego te consumirá, la espada te destruirá.
RESPONSORIO
Na 1, 6. 7; Rm 5, 9
R. ¿Quién se
mantendrá en pie ante el incendio de la ira del Señor?, ¿quién resistirá su
cólera? * El Señor es bueno: acoge a los que se refugian en él.
V. Justificados por
la sangre de Cristo, seremos salvados por él de la cólera divina.
R. El Señor es bueno:
acoge a los que se refugian en él.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san
Fulgencio de Ruspe, obispo, Contra Fabiano
(Cap. 28, 16-19: CCL
91 A, 813-814)
LA PARTICIPACIÓN DEL
CUERPO Y SANGRE DE CRISTO NOS SANTIFICA
Cuando ofrecemos
nuestro sacrificio realizamos aquello mismo que nos mandó el Salvador; así nos
lo atestigua el Apóstol, al decir: Jesús, el Señor, en la noche en que iba a
ser entregado, tomó pan y, después de pronunciar la Acción de Gracias, lo
partió y dijo: «Éste es mi cuerpo, que se da por vosotros. Haced esto en
memoria mía.» Lo mismo hizo con la copa después de la cena, diciendo: «Esta
copa es la nueva alianza que se sella con Mi sangre. Cada vez que la bebáis
hacedlo en memoria mía.» Porque cuantas veces coméis de este pan y bebéis de
este cáliz, vais anunciando la muerte del Señor hasta que él venga.
Nuestro sacrificio,
por tanto, se ofrece para anunciar la muerte del Señor y para reavivar, con
esta conmemoración, la memoria de aquel que por nosotros entregó su propia
vida. Ha sido el mismo Señor quien ha dicho: Nadie tiene más amor que el que da
la vida por sus amigos. Y porque Cristo murió por nuestro amor, cuando hacemos
conmemoración de su muerte en nuestro sacrificio pedimos que venga el Espíritu
Santo y nos comunique el amor; suplicamos fervorosamente que aquel mismo amor
que impulsó a Cristo a dejarse crucificar por nosotros sea infundido por el
Espíritu Santo en nuestros propios corazones, con objeto de que consideremos al
mundo como crucificado para nosotros y nosotros sepamos vivir crucificados para
el mundo; así, imitando la muerte de nuestro Señor, como Cristo murió al pecado
de una vez para siempre, y su vida es vida para Dios, también nosotros vivamos
una vida nueva, y, llenos de caridad, muertos para el pecado vivamos para Dios.
El amor de Dios ha
sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado y
la participación del cuerpo y sangre de Cristo, cuando comemos el pan y bebemos
el cáliz, nos lo recuerda, insinuándonos, con ello, que también nosotros
debemos morir al mundo y tener nuestra vida escondida con la de Cristo en Dios,
crucificando nuestra carne con sus concupiscencias y pecados.
Debemos decir, pues,
que todos los fieles que aman a Dios y a su prójimo, aunque no lleguen a beber
el cáliz de una muerte corporal, deben beber, sin embargo, el cáliz del amor
del Señor, embriagados con el cual, mortificarán sus miembros en la tierra y,
revestidos de nuestro Señor Jesucristo, no se entregarán ya a los deseos y
placeres de la carne ni vivirán dedicados a los bienes visibles, sino a los
invisibles. De este modo, beberán el cáliz del Señor y alimentarán con él la
caridad, sin la cual, aunque haya quien entregue su propio cuerpo a las llamas,
de nada le aprovechará. En cambio, cuando poseemos el don de esta caridad,
llegamos a convertirnos realmente en aquello mismo que sacramentalmente
celebramos en nuestro sacrificio.
RESPONSORIO
Lc 22, 19; Jn 6, 59
R. Jesús tomó pan,
dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: * «Esto es mi
cuerpo que va a ser entregado por vosotros; haced esto en memoria mía.»
V. Éste es el pan que
ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
R. Esto es mi cuerpo
que va a ser entregado por vosotros; haced esto en memoria mía.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y
eterno, haz que nuestra voluntad sea siempre dócil a la tuya y que te sirvamos
con un corazón sincero. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la
primera oración del día
se sigue el esquema
del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Entremos a la
presencia del Señor dándole gracias.
Salmo 94 INVITACIÓN A
LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al
Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es un
Dios grande,
soberano de todos los
dioses:
tiene en su mano las
simas de la tierra,
son suyas las cumbres
de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme que
modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al Señor,
creador nuestro.
Porque él es nuestro
Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis hoy
su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de Masá
en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me
repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado en
mi cólera
que no entrarán en mi
descanso»
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entremos a la
presencia del Señor dándole gracias.
Himno: DEJADO YA EL
DESCANSO DE LA NOCHE
Dejado ya el descanso
de la noche,
despierto en la
alegría de tu amor,
concédeme tu luz que
me ilumine
como ilumina el sol.
No sé lo que será del
nuevo día
que entre luces y
sombras viviré,
pero sé que, si tú
vienes conmigo,
no fallará mi fe.
Tal vez me esperen
horas de desierto
amargas y sedientas,
mas yo sé
que, si vienes
conmigo de camino,
jamás yo tendré sed.
Concédeme vivir esta
jornada
en paz con mis
hermanos y mi Dios,
al sentarnos los dos
para la cena,
párteme el pan,
Señor.
Recibe, Padre santo,
nuestro ruego,
acoge por tu Hijo la
oración
que fluye del
Espíritu en el alma
que sabe de tu amor.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti te
suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Salmo 5, 2-10. 12-13
- ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO
Señor, escucha mis
palabras,
atiende a mis
gemidos,
haz caso de mis
gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
A ti te suplico,
Señor;
por la mañana
escucharás mi voz,
por la mañana te
expongo mi causa,
y me quedo
aguardando.
Tú no eres un Dios
que ame la maldad,
ni el malvado es tu
huésped,
ni el arrogante se
mantiene en tu presencia.
Detestas a los
malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario
y traicionero
lo aborrece el Señor.
Pero yo, por tu gran
bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu
templo santo
con toda reverencia.
Señor, guíame con tu
justicia,
porque tengo
enemigos;
alláname tu camino.
En su boca no hay
sinceridad,
su corazón es
perverso;
su garganta es un
sepulcro abierto,
mientras halagan con
la lengua.
Que se alegren los
que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que
se llenen de gozo
los que aman tu
nombre.
Porque tú, Señor,
bendices al justo,
y como un escudo lo
rodea tu favor.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti te suplico,
Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Ant 2. Alabamos, Dios
nuestro, tu nombre glorioso.
Cantico: SÓLO A DIOS
HONOR Y GLORIA 1Cro 29, 10-13
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre
Israel,
por los siglos de los
siglos.
Tuyos son, Señor, la
grandeza y el poder,
la gloria, el
esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto
hay en cielo y tierra,
tú eres rey y
soberano de todo.
De ti viene la
riqueza y la gloria,
tú eres Señor del
universo,
en tu mano está el
poder y la fuerza,
tú engrandeces y
confortas a todos.
Por eso, Dios
nuestro,
nosotros te damos
gracias,
alabando tu nombre
glorioso.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabamos, Dios
nuestro, tu nombre glorioso.
Ant 3. Postraos ante
el Señor en el atrio sagrado.
Salmo 28 -
MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD.
Hijos de Dios,
aclamad al Señor,
aclamad la gloria y
el poder del Señor,
aclamad la gloria del
nombre del Señor,
postraos ante el
Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor
sobre las aguas,
el Dios de la gloria
hace oír su trueno,
el Señor sobre las
aguas torrenciales.
La voz del Señor es
potente,
la voz del Señor es
magnífica,
la voz del Señor
descuaja los cedros,
el Señor descuaja los
cedros del Líbano.
Hace brincar al
Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una
cría de búfalo.
La voz del Señor
lanza llamas de fuego,
la voz del Señor
sacude el desierto,
el Señor sacude el
desierto de Cadés.
La voz del Señor
retuerce los robles,
el Señor descorteza
las selvas.
En su templo un grito
unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor
está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como
rey eterno.
El Señor da fuerza a
su pueblo,
el Señor bendice a su
pueblo con la paz.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Postraos ante el
Señor en el atrio sagrado.
LECTURA BREVE
2Ts 3, 10b-13
Si alguno no quiere
trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros
algunos que viven desconcertados, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo. A
éstos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con
sosiego para comer su propio pan. Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el
bien.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor
ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor
ahora y por siempre.
V. Solo él hizo
maravillas.
R. Ahora y por
siempre.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito el Señor
ahora y por siempre.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el
Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías.
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor,
Dios de Israel,
porque ha visitado y
redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de David,
su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación que
nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos
los que nos odian;
ha realizado así la
misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa
alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que,
libres de temor,
arrancados de la mano
de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante
del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol
que nace de lo alto,
para iluminar a los
que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar nuestros
pasos
por el camino de la
paz.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el
Señor, Dios nuestro.
PRECES
Proclamemos la
grandeza de Cristo, lleno de gracia y del Espíritu Santo, y acudamos a él
diciendo:
Concédenos, Señor, tu
Espíritu.
Concédenos, Señor, un
día lleno de paz, de alegría y de inocencia
para que, al llegar a
la noche, podamos alabarte con gozo y limpios de pecado.
Que baje hoy a
nosotros tu bondad
y haga prósperas las
obras de nuestras manos.
Muéstranos tu rostro
propicio y danos tu paz
para que durante todo
el día sintamos cómo tu mano nos protege.
Mira con bondad a
cuantos se han encomendado a nuestras oraciones
y enriquécelos con
toda clase de bienes.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Terminemos nuestra
oración con la plegaria que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Tu gracia, Señor,
inspire nuestras obras, las sostenga y acompañe; para que todo nuestro trabajo
brote de ti, como de su fuente, y tienda a ti, como a su fin. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en
mi auxilio
R. Señor, date prisa
en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor, de
cada día
nos sea por tu amor
santificado,
convierte su dolor en
alegría
de amor, que para dar
tú nos has dado.
Paciente y larga es
nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso del
camino,
demos gracias a Dios,
que nos concede
la esperanza sin fin
del don divino;
todo lo puede en él
quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él me
respondió.
Salmo 119 - DESEO DE
LA PAZ
En mi aflicción llamé
al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o a
mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado
en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian la
paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él me
respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me vendrá
el auxilio?
El auxilio me viene
del Señor,
que hizo el cielo y
la tierra.
No permitirá que resbale
tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda a
su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te
hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de
todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus
entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor guarda
tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he alegrado
por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA CIUDAD
SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando
me dijeron:
«Vamos a la casa del
Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de
Israel,
a celebrar el nombre
del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La paz
contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he alegrado
por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
Rm 13, 8. 10
No tengáis deuda con
nadie, a no ser en amaros los unos a los otros. Porque quien ama al prójimo ya
ha cumplido la ley. La caridad no hace nada malo al prójimo. Así que amar es
cumplir la ley entera.
V. No rechaces a tu
siervo, que tú eres mi auxilio.
R. No me abandones,
Dios de mi salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Padre óptimo, Dios
nuestro, tú has querido que los hombres trabajemos de tal modo, que, cooperando
unos con otros, alcancemos éxitos cada vez mejor logrados; ayúdanos, pues, a
vivir en medio de nuestros trabajos, sintiéndonos siempre hijos tuyos y
hermanos de todos los hombres. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en
mi auxilio
R. Señor, date prisa
en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL PAN DE CADA
DÍA
El pan de cada día
dánoslo hoy, Señor, a
manos llenas;
convierte en alegría
nuestras labores
buenas
y acaricia el dolor
de nuestras penas.
¡Horas de tedio
largas
sin la presencia
buena de tus manos!
¡Ay, las horas
amargas
nos vuelven
inhumanos,
si no abrimos el alma
a los hermanos!
Santifica el momento
de este ruido tenaz,
de esta fatiga.
Busquemos el aliento
de tu presencia amiga
que acreciente el
esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant 1. La ley del
Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.
Salmo 18 B - HIMNO A
DIOS, AUTOR DE LA LEY
La ley del Señor es
perfecta
y es descanso del
alma;
el precepto del Señor
es fiel
e instruye al
ignorante;
los mandatos del
Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es
límpida
y da luz a los ojos;
la voluntad del Señor
es pura
y eternamente
estable;
los mandamientos del
Señor son verdaderos
y enteramente justos;
más preciosos que el
oro,
más que el oro fino;
más dulces que la
miel
de un panal que
destila.
Aunque tu siervo
vigila
para guardarlos con
cuidado,
¿quién conoce sus
faltas?
Absuélveme de lo que
se me oculta.
Preserva a tu siervo
de la arrogancia,
para que no me
domine:
así quedaré libre e
inocente
del gran pecado.
Que te agraden las
palabras de mi boca,
y llegue a tu
presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía,
redentor mío.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La ley del Señor
alegra el corazón y da luz a los ojos.
Ant 2. Se levantará
el Señor para regir a los pueblos con justicia.
Salmo 7 I - ORACIÓN
DEL JUSTO CALUMNIADO
Señor, Dios mío, a ti
me acojo,
líbrame de mis
perseguidores y sálvame,
que no me atrapen
como leones
y me desgarren sin
remedio.
Señor, Dios mío: si
soy culpable,
si hay crímenes en
mis manos,
si he causado daño a
mi amigo,
si he protegido a un
opresor injusto,
que el enemigo me
persiga y me alcance,
que me pisotee vivo
por tierra,
apretando mi vientre
contra el polvo.
Levántate, Señor, con
tu ira,
álzate con furor
contra mis adversarios,
acude a defenderme
en el juicio que has
convocado.
Que te rodee la
asamblea de las naciones,
y pon tu asiento en
lo más alto de ella.
El Señor es juez de
los pueblos.
Júzgame, Señor, según
mi justicia,
según la inocencia
que hay en mí.
Cese la maldad de los
culpables,
y apoya tú al
inocente,
tú que sondeas el
corazón y las entrañas,
tú, el Dios justo.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se levantará el
Señor para regir a los pueblos con justicia.
Ant 3. Dios, juez
justo, salva a los rectos de corazón.
Salmo 7 II
Mi escudo es Dios,
que salva a los
rectos de corazón.
Dios es un juez
justo,
Dios amenaza cada
día:
si no se convierten,
afilará su espada,
tensará el arco y
apuntará.
Apunta sus armas
mortíferas,
prepara sus flechas
incendiarias.
Mirad: el enemigo
concibió el crimen,
está preñado de
maldad,
y da a luz el engaño.
Cavó y ahondó una
fosa,
caiga en la fosa que
hizo;
recaiga su maldad
sobre su cabeza,
baje su violencia
sobre su cráneo.
Yo daré gracias al
Señor por su justicia,
tañendo para el
nombre del Señor altísimo.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios, juez
justo, salva a los rectos de corazón.
LECTURA BREVE
St 1, 19-20. 26
Sea todo hombre
pronto para escuchar, tardo para hablar, remiso para la cólera. El hombre
encolerizado no obra lo que agrada a Dios. Quien piensa que sirve a Dios y no
refrena su lengua se engaña a sí mismo. No vale nada su religión.
V. Bendigo al Señor
en todo momento.
R. Su alabanza está
siempre en mi boca.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, tú eres el
dueño de la viña y de los sembrados, tú el que repartes las tareas y
distribuyes el justo salario a los trabajadores: ayúdanos a soportar el peso
del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes. Por Cristo,
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en
mi auxilio
R. Señor, date prisa
en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO DE
TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo lo
que existe,
de tu pueblo elegido
eterna roca,
de los tiempos Señor,
que prometiste
dar tu vigor al que
con fe te invoca.
Mira al hombre que es
fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz
háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después de
santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer que
se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que todo
lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha estado
grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie
nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban con
lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan los
albañiles;
si el Señor no guarda
la ciudad,
en vano vigilan los
centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta muy
tarde,
los que coméis el pan
de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da el
Señor son los hijos;
una recompensa es el
fruto de las entrañas:
son saetas en mano de
un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre que
llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado
cuando litigue
con su adversario en
la plaza.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el que
teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme
al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de
tu trabajo,
serás dichoso, te irá
bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición
del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu
vida;
que veas a los hijos
de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el que
teme al Señor.
LECTURA BREVE
1Pe 1, 17-19
Tomad en serio
vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con qué os rescataron, no con bienes
efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin
defecto ni mancha.
V. Sálvame, Señor, y
ten misericordia de mí.
R. En la asamblea te
bendeciré, Señor.
ORACIÓN
OREMOS,
Tú nos has convocado,
Señor, en tu presencia en esta misma hora en que los apóstoles subían al templo
para la oración de la tarde: concédenos que las súplicas que ahora te dirigimos
en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la salvación a cuantos lo invocan. Por
Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en
mi auxilio
R. Señor, date prisa
en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: LIBRA MIS OJOS
DE LA MUERTE.
Libra mis ojos de la
muerte;
dales la luz, que es
su destino.
Yo, como el ciego del
camino,
pido un milagro para
verte.
Haz de esta piedra de
mis manos
una herramienta
constructiva,
cura su fiebre
posesiva
y ábrela al bien de
mis hermanos.
Haz que mi pie vaya
ligero.
Da de tu pan y de tu
vaso
al que te sigue, paso
a paso,
por lo más duro del
sendero.
Que yo comprenda,
Señor mío,
al que se queja y
retrocede;
que el corazón no se
me quede
desentendidamente
frío.
Guarda mi fe del
enemigo.
¡Tantos me dicen que
estás muerto!
Y entre la sombra y
el desierto
dame tu mano y ven
conmigo. Amén
SALMODIA
Ant 1. El Señor se
complace en los justos.
Salmo 10 - EL SEÑOR
ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo,
¿por qué me decís:
«escapa como un
pájaro al monte,
porque los malvados
tensan el arco,
ajustan las saetas a
la cuerda,
para disparar en la
sombra contra los buenos?
Cuando fallan los
cimientos,
¿qué podrá hacer el
justo?»
Pero el Señor está en
su templo santo,
el Señor tiene su
trono en el cielo;
sus ojos están
observando,
sus pupilas examinan
a los hombres.
El Señor examina a
inocentes y culpables,
y al que ama la
violencia él lo detesta.
Hará llover sobre los
malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte
un viento huracanado.
Porque el Señor es
justo y ama la justicia:
los buenos verán su
rostro.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor se
complace en los justos.
Ant 2. Dichosos los
limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Salmo 14 - ¿QUIÉN ES
JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién puede
hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte
santo?
El que procede
honradamente
y practica la
justicia,
el que tiene
intenciones leales
y no calumnia con su
lengua,
el que no hace mal a
su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera
despreciable al impío
y honra a los que
temen al Señor,
el que no retracta lo
que juró
aún en daño propio,
el que no presta
dinero a usura
ni acepta soborno
contra el inocente.
El que así obra nunca
fallará.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los
limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Ant 3. Dios nos ha
destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN
DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido
en la persona de Cristo
con toda clase de
bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la
persona de Cristo,
antes de crear el
mundo,
para que fuésemos
consagrados
e irreprochables ante
él por el amor.
Él nos ha destinado
en la persona de Cristo,
por pura iniciativa
suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de
su gracia,
que tan generosamente
nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza
suya.
Por este Hijo, por su
sangre,
hemos recibido la
redención,
el perdón de los
pecados.
El tesoro de su
gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche
para con nosotros,
dándonos a conocer el
misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado
realizar por Cristo
cuando llegase el
momento culminante:
hacer que todas las
cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las
de la tierra.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha
destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE
Col 1, 9b-11
Llegad a la plenitud
en el conocimiento de la voluntad de Dios, con toda sabiduría e inteligencia
espiritual. Así caminaréis según el Señor se merece y le agradaréis
enteramente, dando fruto en toda clase de obras buenas y creciendo en el
conocimiento de Dios. Fortalecidos en toda fortaleza, según el poder de su
gloria, podréis resistir y perseverar en todo con alegría.
RESPONSORIO BREVE
V. Sáname, porque he
pecado contra ti.
R. Sáname, porque he
pecado contra ti.
V. Yo dije: «Señor,
ten misericordia.»
R. Porque he pecado
contra ti.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sáname, porque he
pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Proclama mi alma
la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la
grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu
en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la
humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha
hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas con
su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono a
los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los
colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y
su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclama mi alma
la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
PRECES
Demos gracias a Dios,
nuestro Padre, que recordando siempre su santa alianza, no cesa de bendecirnos,
y digámosle con ánimo confiado:
Favorece a tu pueblo,
Señor.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Congrega en la unidad
a todos los cristianos:
para que el mundo
crea en Cristo, tu enviado.
Derrama tu gracia
sobre nuestros familiares y amigos:
que encuentren en ti,
Señor, su verdadera felicidad.
Muestra tu amor a los
agonizantes:
que puedan contemplar
tu salvación.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Ten piedad de los que
han muerto
y acógelos en el
descanso de Cristo.
Terminemos nuestra
oración con las palabras que nos enseñó Cristo:
Padre nuestro...
ORACION
Nuestro humilde
servicio, Señor, proclame tu grandeza, y ya que por nuestra salvación te
dignaste mirar la humillación de la Virgen María, te rogamos nos enaltezcas
llevándonos a la plenitud de la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en
mi auxilio
R. Señor, date prisa
en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios
todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi
culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa
María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los
santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por
mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ
DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del sol
es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como ofrenda,
amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el amor
en nuestro empeño
de darle vida al día
que fenece,
convierta en realidad
lo que fue un sueño
tu gran amor que todo
lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en justa,
e ilumina
la senda de la vida y
de la muerte
del hombre que en la
fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre
nuestro día,
concédenos la paz y
la esperanza
de esperar cada noche
tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor,
eres clemente y rico en misericordia.
Salmo 85 - ORACIÓN DE
UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído,
Señor; escúchame,
que soy un pobre
desamparado;
protege mi vida, que
soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo,
que confía en ti.
Tú eres mi Dios,
piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy
llamando todo el día;
alegra el alma de tu
siervo,
pues levanto mi alma
hacia ti;
porque tú, Señor,
eres bueno y clemente,
rico en misericordia
con los que te invocan.
Señor, escucha mi
oración,
atiende a la voz de
mi súplica.
En el día del peligro
te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre
los dioses, Señor,
ni hay obras como las
tuyas.
Todos los pueblos
vendrán
a postrarse en tu
presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y
haces maravillas;
tú eres el único
Dios.»
Enséñame, Señor, tu
camino,
para que siga tu
verdad;
mantén mi corazón
entero
en el temor de tu
nombre.
Te alabaré de todo
corazón, Dios mío;
daré gloria a tu
nombre por siempre,
por tu grande piedad
para conmigo,
porque me salvaste
del abismo profundo.
Dios mío, unos
soberbios se levantan contra mí,
una banda de
insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta
a ti.
Pero tú, Señor, Dios
clemente y misericordioso,
lento a la cólera,
rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión
de mí.
Da fuerza a tu
siervo,
salva al hijo de tu
esclava;
dame una señal
propicia,
que la vean mis
adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me
ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor, eres
clemente y rico en misericordia.
LECTURA BREVE
1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto
para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros,
para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal,
nos librarás.
R. Te encomiendo mi
espíritu.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor,
encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según
tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos han
visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a
las naciones
y gloria de tu pueblo
Israel.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Concede, Señor, a
nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del
reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la
cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA
SANTISIMA VIRGEN
Dios te salve, Reina
y Madre de misericordia,
vida, dulzura y
esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos ,
gimiendo y llorando
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus
ojos misericordiosos,
y después de este
destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu
vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
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